domingo, 3 de junio de 2012

Yoga ... in

La imagen  me es muy clara: una pareja de jóvenes de treinta y poco años salen del gimnasio en un barrio trendy, de los que están de moda en cualquier metrópoli del mundo -- llámese México, Nueva York, Buenos Aires o París -- Portan una vestimenta muy a la usanza new age: ella, lucras color malva, un topo sin mangas y huaraches muy abiertos de cuero; él, unos pants delgaditos de algodón orgánico color caqui y unas chanclas de pata de gallo de una marca cara; ambos llevan sendas bolsas con sus tapetes de yoga Louis Vuitton, enrollados al hombro.

Después de pedir una bebida energética y una coca light, prenden un cigarro -- también liht-- , se despiden de beso y cada uno toma su camino. Él se sube a su Mini Cooper y ella, a una camioneta todo terreno. Él habla por su iPhone con <<Dios - sabe - quién>> y dice << Vengo de la yoga, ca´, no sabes, ¡qué ondón!>> , mientras ella manda un mensajito en su BlackBerry que dice: <<No, goeee..., con esta clase de yoga, seguro sí enflaco dos kilos>>




Con esta anodina escena como ejemplo, preguntémonos: ¿Dónde nos perdimos?¿En qué momento una religión, filosofía y doctrina oriental de lo más compleja y enriquecedora, pasó a ser una actividad de gimnasio, un puro y simple acondicionamiento físico sin ton ni son, una moda -- que como todas será pasajera -- En la que cada vez hay más vertientes, todas ellas superficiales, desenfocadas y triviales? ¿Cómo y por qué una práctica que implicaba la vocación, la disciplina estricta y la dedicación del individuo de por vida es hoy una clase que dura una hora -- a lo sumo -- dos veces por semana? ¿Quién es el causante de semejante divulgación barata, de ese "teléfono descompuesto"  Que hoy nos vende relajación, flexibilidad y buen cuerpo al 2 X 1 y con un mínimo esfuerzo, lunes y miércoles de 7 a 8?